A unas once millas nauticas del puerto de Orzola, Alegranza, el segundo islote más grande del Arcipielago Chinijo se divisa con claridad en el horizonte.
Inóspita y salvaje alberga en su escasa superficie la caldera volcánica más grande de todo el Archipiélago Canario con algo más de 1,2km de diametro. Su geología es apasionante siendo uno de los territorios del Geoparque Lanzaroteño más destacados.
Sin embargo su mayor riqueza se centra en su extraordinaria biodiverdad siendo una de las estaciones de cría más importantes del mundo de la Pardela Cenicienta (Calonectris diomedea) y del emblemático Halcón de Eleonora (Falco eleonorae).
Situada en el estremo noreste de la Reserva Marina del Archipíelago Chinijo, constituye uno de sus principales pulmones de vida. Con una fauna marina rica en variedad y cantidad se ha visto muy beneficiada por la casi total desaparición del Erizo Diadema (Diadema africanum) responsable de los conocidos en Canarias como Blanquizales.
Es imposible captar en imágenes todo lo observado durante dos intensas inmersiones pero las imágenes que comparto rinden un sencillo tributo.